Por Anap.
La muestra de la Sala Mapfre Recoletos, Los Fauves. Pasión por el color, nos recibe ya desde el principio con un gran despliegue cromático. El encargado de darnos la bienvenida es el cuadro ampliado de Vlaminck, Restaurante de la Machine en Bougival, un cuadro sobre la vida real, pero no tal como la conocemos. Con una cegadora luz de verano, e inundadas de un colorido de máxima intensidad, aparecen las calles pavimentadas de oro y desiertas. El efecto general es como una descarga eléctrica para el ojo. Maurice Vlaminck usa pintura sin mezclar, directamente del tubo, cromatismo extremo para sensaciones extremas, dando como resultado un color puro. (Como apunta Will Gompertz en ¿Qué estás mirando? 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos, un libro muy recomendable para entender el arte contemporáneo).No hay mejor forma de comenzar la visita de esta muestra, una auténtica orgía de color, que ya tantos visitantes han disfrutado, y disfrutarán, atraídos irremediablemente por la fuerza que irradia el fauvismo.
Este movimiento pictórico abrirá las vanguardias del siglo XX, de escasa duración, como todas ellas, durará apenas cuatro años (1904-1908) y se solapará al final con el cubismo. El fauvismo mostrará como característica fundamental la utilización del color puro, dando como resultado un arte emocional, que reclama la libertad como vía de expresión, huyendo de convencionalismos y llenando sus paisajes, retratos e interiores de estridentes colores.
Desprecia elementos pictóricos como la perspectiva, el modelado, y busca la implicación emocional del espectador. El resultado es un arte muy decorativo, pero no por ello carente de alma. No se puede hablar de improvisación, sino de ciencia, de cuadros perfectamente estructurados y elaborados, sin dejar nada al azar.