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Balthus. Museo Thyssen. Hasta el 26 de mayo 2019.
Entrar en las salas del Thyssen entre los cuadros de Balthus tiene un poco de intimidante. El tiempo se ha detenido en sus retratos. En las escenas domésticas, infantiles, o no tan infantiles. En los desnudos, las figuras adolescentes (que han sido tachadas de un erotismo escandaloso), sus insinuantes miradas y posturas. Casi da pudor mirar algunos cuadros, y no por el tema, no por las poses, sino por romper esa escena, esa intimidad en la que han sido inmortalizadas adolescentes que se mueven entre la ingenuidad y el descubrimiento, con posturas que podrían escandalizar si nos quedáramos en la mera superficialidad, sin entender el contexto.