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Archiv para septiembre, 2017

Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda. Museo Thyssen. Hasta el 15 de octubre

El Museo Thyssen acoge desde este verano y hasta el 15 de octubre la exposición: Sonia Delaunay. Arte , diseño y moda. La artista rusa fue una de las figuras más innovadora de la vanguardia parisiense. En la muestra hay pinturas , diseños, y colaboraciones con escenógrafos y poetas. Se trata de la primera exposición en España sobre la pintora, que residió en nuestro país entre 1914 y 1920, fecha en la que regresó a París. Su marido fue el pintor francés Robert Delaunay,  uno de los pioneros del arte abstracto que  murió en 1941.

Robert Delaunay. La gran portuguesa. 1916

Robert Delaunay. La gran portuguesa. 1916

Alonso Berruguete, Hijo de Laocoonte. En Valladolid y Paredes de Nava. Hasta el 5 de noviembre.

En Paredes de Nava, ciudad natal del escultor renacentista, Alonso Berruguete, y en Valladolid, ciudad en la que residió la mayor parte de su vida, se han organizado sendas exposiciones que re-descubren a este insigne escultor renacentista. En la Iglesia de Santa Eulalia se encuentra Alonso Berruguete en Paredes de Nava, y en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, Hijo de Laocoonte. Ambas exposiciones son complementarias, permanecerán abiertas hasta el 5 de noviembre,  y es interesante comenzar por la de la ciudad palentina, seguir con la exposición temporal de la ciudad vallisoletana, y completar el recorrido con la visita a algunas de las salas del Museo Nacional de Escultura, ya fuera de la exposición, que contienen el retablo de San Benito de Alonso Berruguete.paredes nava

Si se hace este recorrido el visitante acabará comprendiendo la grandeza de la llegada (tardía) del Renacimiento a España,  la enorme y positiva influencia de Italia,  la importancia de la nueva estética, la nueva mentalidad colectiva y, en definitiva, el nuevo arte que florece en España en el siglo XVI.

Alonso Berruguete (Paredes de Nava,1489?/ Toledo, 1561) perteneció a una familia de artistas, de abuelos y padre pintores, se crió en un ambiente muy propicio para desarrollar su espíritu inquieto y rompedor en la Castilla del siglo XVI. Cronológicamente coincide con las etapas de esplendor del emperador Carlos I y del rey Felipe II, que quisieron hacer de las ciudades castellanas un fiel reflejo de su poder. Será conocido por las obras que se muestran en sendas exposiciones, además de por otras que se le encargan, como la sillería baja de la Catedral de Toledo o el sepulcro del Cardenal Tavera.

El escultor Alonso Berruguete, nacido en Paredes de Nava, como su padre, el pintor Pedro Berruguete, se formará en Italia, donde acudirá, según se puede deducir por diferentes escritos, en torno a 1507, ya muerto su padre. Permanecerá unos diez años entre Florencia y Roma, coincidiendo con los círculos de los artistas más importantes de la época: Leonardo da Vinci, Bramante, Rafael y Miguel Ángel. Su formación será la de un pintor, pero su vocación es la de un escultor, que no necesita el color ni la línea, sino moldear las formas. Deberá dedicarse a su pasión al principio casi a escondidas, pues no era considerado un arte en si, en España, sino propio de artesanos.

Y en Italia será donde conozca la obra de Donatello, con el que más se le relaciona en su estilo, en sus formas alargadas, y de gran sensibilidad y delicadeza. Aprenderá asimismo de los grandes maestros: de Miguel Ángel la forma de modelar la anatomía de manera vigorosa, científica y muy segura; de Rafael comprenderá el clasicismo, la proporción y la elegancia de sus madonnas idealizadas. Y de Leonardo aprenderá la individualización de los rostros, la adjudicación a cada uno de ellos de sus propios rasgos, aunque con un estilo totalmente personal de Alonso Berruguete que iremos describiendo.

Con todo este bagaje artístico vuelve a Castilla, a Valladolid, y a su tierra natal, en la que está muy presente la huella de su padre. El pintor Pedro Berruguete (1450-1504) también había acudido a Italia para formarse, permaneciendo un tiempo en una de las cortes humanistas más importantes del Renacimiento italiano: Urbino, teniendo al Duque de Montefeltro como mecenas. Es precisamente con la figura y la obra de Pedro el Viejo, como se le conocía, como comienza la muestra de Paredes de Nava. De corta vida, Pedro Berruguete murió con apenas 54 años, dejó una obra maestra que por casualidades de la historia que más adelante contaremos, se conserva en su pueblo natal: el retablo de Santa Eulalia de Paredes de Nava. Antes de acceder al altar de la iglesia donde se encuentra dicho retablo, que contiene la exposición, la guía, con explicaciones muy acertadas y de gran calidad, muestra una obra pictórica anterior a su viaje a Italia (La historia de la vera cruz). Se puede observar toda su inquietud artística, pero no la habilidad para resolver ciertas cuestiones técnicas, siendo todavía un pintor más flamenco que renacentista.retablo paredes nava

Es el retablo de Santa Eulalia donde se llega a observar todo lo que le ha aportado Italia: el estudio de la perspectiva, la comunicación entre los personajes, la individualización de los mismos…todo ello sin perder su fina minuciosidad flamenca a la hora de describir calidades, siempre con un intenso colorido repleto de intensos rojos y verdes.reyes de israel

El retablo de santa Eulalia fue elaborado en su arquitectura y escultura muchos años después de la muerte del pintor, por otros miembros de la familia Berruguete, y en el que, por motivos de ahorro, se insertan estas tablas que pertenecían a otro retablo desechado. Se trata de doce tablas de Pedro Berruguete sobre la historia de la Virgen y sus padres, y la historia de Jesús, destacando en la zona de la predella, o banco, la representación de seis Reyes del Antiguo Testamento (David, Salomón, Esdras, Osías, Ezequías, Josías), auténticos retratos individualizados de medio cuerpo que rompen con la iconografía tradicional que representaba santos, debiéndose buscar el origen de estas figuras en la Galería de Hombres Ilustres del studiolo de Urbino, del Duque de Montefeltro. Figuras que se salen del marco con apenas unos detalles que crean un espacio ficticio, entre las que destaca , sin duda, la del Rey David.

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La muestra de Paredes de Nava, muy recoleta, poco pretenciosa pero de mucha calidad y muy acertada,  con escaso número de piezas pero muy selectas, se centra después en el miembro de la familia Berruguete que nos ocupa, Alonso, y recoge su evolución estilística como artista. Una vez llegado de Italia es nombrado pintor del rey Carlos, por lo que su prestigio era de sobra conocido. De esta etapa es la llamada Virgen Guapa, muestra de la huella que las madonnas italianas renacentistas, de belleza idealizada y gran equilibrio han dejado en Alonso. Una imagen llena de delicadeza y de nuevos aires traídos de Italia, que viene a romper el goticismo todavía imperante en España.

También destaca la figura de San Jorge (imagen que han utilizado para el cartel de la exposición), proveniente de la gran obra que los benedictinos encargaron a Alonso Berruguete: el retablo de San Benito de Valladolid. Es aquí donde ya vemos ese estilo tan peculiar del escultor, que alarga las figuras ( saliéndose del canon clásico establecido en 8 cabezas y que él alarga hasta 10), dotándolas de mayor misticismo. Los escorzos y el uso del contraposto para crear un movimiento y una nueva perspectiva de las imágenes religiosas, dota de dramatismo a unas figuras cuyos rostros son difíciles de olvidar: bocas abierta, entrecejo fruncido, sin apenas pómulos y muy expresivas, mostrando miedo, dolor, enfado, ternura, devoción…

La escultura española del Renacimiento se trabaja en su mayoría sobre madera policromada y estofada. En Italia el material reinante era el mármol (tan abundante en aquellas latitudes), pero en España el uso de esta madera a la que se aplica color y dorados, acentúa la religiosidad y el dramatismo de las figuras, más acordes con el espíritu religioso castellano.

pintura

Continuando con la muestra de Paredes de Nava aparece una muestra de la obra pictórica de Alonso Berruguete, al que se ve más incómodo que en la escultura, y en la que el color no tiene la importancia que en la obra de su padre. Más bien esculpe que pinta las figuras, a base de la técnica de la grisalla. Y, para terminar la muestra, se han recogido una serie de muestras de lo que sería la estela de Alonso Berruguete, la influencia en otros escultores posteriores (por su carácter no tendrá escuela, ni taller), como son su sobrino Inocencio Berruguete o Esteban Jordán. Pequeñas joyas que en este marco de recogimiento de la iglesia se nos muestra por primera vez, y entre las que destacamos una obra de alabastro del Entierro de Cristo  y un Santo Tomás.

 

Y a unos setenta kilómetros de Paredes, en Valladolid, espera la que será una muestra muy recordada en la ciudad del Pisuerga, en la que vivío largos años el escultor. Hijo de Laocoonte, Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana,  viene a recordarnos las fuentes clásicas de las que ha bebido el escultor, en un montaje muy acertado, muy cómodo y muy didáctico. El nombre de la exposición procede del comentario que Moreno Villa, artista e historiador del arte hizo sobre el pintor: Alonso Berruguete, no es hijo de Pedro Berruguete, sino del Laocoonte. Es una alusión directa a la gran influencia que dicha escultura tuvo en la obra de Alonso en su viaje a Italia, ya que a su llegada, acababa de ser descubierta y rescatada del mar esta escultura helenística que hoy reposa en los Museos Vaticanos. Laocoonte y sus hijos (una imagen mitológica que recrea un episodio de la guerra de Troya). Tuvo gran influencia sobre artistas de la talla de Miguel Ángel, y el propio Bramante parece ser que le encargó una réplica, en cera, a Alonso Berruguete en su estancia en Italia.1499230579_776713_1499231150_sumario_normal

Las fuentes de las que aprenderá el escultor español son todas ellas clásicas, griegas y romanas, tesis que se defiende a lo largo de la muestra, colocando al lado de cada obra de Alonso Berruguete una alusión a dichas fuentes de inspiración. Destaca una pieza del Museo Arqueológico Nacional, el sarcófago romano de Husillos (Palencia), obra que pudo ser admirada, o una parecida, por el propio Berruguete.

Sarcofago Husillos

Destaca por su enorme presencia una réplica del Laocoonte, junto a la cual se encuentra, de forma no menos majestuosa, la escultura de El sacrificio de Isaac, perteneciente al citado retablo de San Benito. El dramatismo de la escena, en la que Abraham tiene que amenazar de muerte a su hijo por orden divina, está fielmente reflejado en esas formas “serpentinatas,” tanto de las figuras como de las telas. Ya no estamos hablando con esta figura de Renacimiento, se ha dado un paso más hacia el manierismo, hacia esa evolución de las formas que acabará en el siglo posterior en el barroco.

Era Alonso Berruguete un artista completo, y lo demuestra la sala que expone un magnífico dibujo (traido de los Uffizi de Florencia), una pintura y una escultura sobre el mismo tema: La circuncisión. En todos ellos muestra su maestría, y en los tres ejemplos vemos como es ante todo escultor, como también Miguel Ángel se describía.Circuncisión

La caligrafía y las reclamaciones de Alonso Berruguete está presente en ambas muestras, presentándole como un persona muy crítica y reivindicativa, al hablar de las condiciones de trabajo, y de su remuneración por el mismo. En la sala de Valladolid se puede ver una carta autógrafa, sobre unos dibujos realizadospor él mismo.

Hay numerosos fragmentos del citado retablo de San Benito, que fue desmontado y dispersado por múltiples lugares a raíz de las desamortizaciones del siglo XIX, y que el Museo Nacional de Escultura ha ido recuperando en un porcentaje muy alto. Destaca en una sala, montada por primera vez, la gran venera que remataba el retablo, con la crucifixión de Cristo (tema iconográfico que se coloca siempre el el llamado ático del los retablos). Nos da una idea de la importancia de cada una de las figuras de la composición, aunque estas estuvieran colocadas a gran altura. A todas ellas dota de su estilo propio, y de su gran expresividad, sacando a la madera su mayor partido. Y la muestra nos da de nuevo una relación con lo clásico, pues parece inspirada esta venera en formas romanas, y en construcciones tales como el Belvedere del Vaticano.WIMG_5247

En los fragmentos del retablo también observamos las fuentes clásicas, en la decoración del mismo, muy italianizante, a base de motivos a candelieri, y de grutescos. Todo el retablo está recorrido por estos elementos que han hecho del estilo Berruguete, un estilo inconfundible, muy decorativo, poco afín al gusto castellano, tan sobrio, y fuera de lo que se hacía hasta el momento.

Fue Alonso Berruguete un artista rompedor, lo demuestra la misma estructura del retablo, y la aparición de figuras como las Sibilas que aparecen en la muestra. Una escultura clásica, romana, representando a Venus, sirve de referencia para mostrarnos la evolución de la obra de Berruguete. Colocadas en posturas poco comunes, resaltando una anatomía miguelangelesca, forman parte de la zona alta del retablo, enmarcadas por sendos frontones triangulares.

Para entender el retablo de San Benito es conveniente acabar el recorrido, tan intenso ya, en las salas del Museo Nacional de Escultura, en el edificio anejo del Colegio de San Gregorio. Ocupa diversas salas, por su tamaño, y nos permite hacernos una idea de la magnitud de la obra, no solo en cuanto a volumen, sino también en cuanto a novedades iconográficas y a nueva perspectiva de las figuras que ocupan el espacio de una forma diferente.(Cabe señalar que donde mejor se aprecia lo que se ha rescatado del retablo y las distintas partes es en un montaje fotográfico de la muestra de Paredes de Nava).

En las salas del museo  se puede dejar de fijar la mirada en figuras como la de San Sebastián, o en las del propio San Benito que da nombre el retablo. Donde volvemos a encontrarnos con esos rostros muy personajes, y expresivos, que nos llevan acompañando desde el momento de conocer la obra de Alonso Berruguete.

Como balance de un recorrido tan intenso, yo señalaría el acercamiento a una figura muy reconocida pero no muy conocida, si se me permite el juego de palabras. En un contexto de apertura cultural, de esplendor , como fue el siglo XVI, en el que España se enriquecía culturalmente del mundo entero, se dieron figuras de gran valor artístico de la talla de Alonso Berruguete.




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