Cailebotte, pintor y jardinero. (Museo Thyssen-Bornemisza, hasta el 30 de octubre)

Escrito por Ana Palacios Alberti el 2 octubre, 2016. Posteado en Blog, Exposiciones temporales

Con este título tan sugerente, Cailebotte, pintor y jardinero, el Museo Thyssen recoge una muestra de la obra de Gustave Cailebotte (París, 1848- Gennevilliers, 1894), tras su paso por el Museé des impressionismes de Giverny. Se exponen un total de 64 obras, procedentes de museos como la National Gallery de Washington o el Marmottan de París, y de colecciones particulares.

Es una ocasión para apreciar la evolución del pintor francés, desde sus vistas del París de Haussmann y sus habitantes,

Vistas del Boulevard Haussmann: El balcón, 1880 y Vista desde arriba, 1880

hasta su afición por el remo, su huerto, los jardines y las flores que ocuparán la mayor parte de su tiempo. Asimismo se observa su paso hacia el posimpresionismo, cambiando al final de su vida, los temas, la pincelada, la elección de colores y la técnica pictórica en sí.

Ampliación de Calle de París, dia lluvioso, 1877, que da la bienvenida a los visitantes de la exposición en el Museo Thyssen

¡Qué mezcla tan perfecta para vivir!: la pasión de la pintura y la paz del huerto y el jardín a orillas del Sena. A lo largo de cuatro salas se nos permite acercarnos a este figura del impresionismo, poco conocida, y muy original en sus planteamientos pictóricos. Podemos apreciar una visión diferente del movimiento pictórico del que formó parte, no solo como compañero de Monet, Degas o Renoir, sino también como mecenas y organizador, gracias a su posición de acomodado burgués. A través de esta exposición podemos recuperar esta figura perdida un tanto en el olvido.

Los pintores impresionistas no formaban un grupo propiamente dicho, compartieron durante algo más  de una década (1870-1885) inquietudes, nueva estética y rechazo social de su pintura. Estaban unidos en torno al llamado Salon des Refusés, Salón de los Rechazados, que recogía las obras que no eran admitidas en el Salón Oficial. Era una costumbre que había nacido hacía décadas, pero en 1863 fueron más de 3.000 las obras rechazadas, para gran descontento del público interesado. Napoleón III decidió abrir una sala cercana al Salón Oficial, con lo que se conseguía de alguna manera la aprobación oficial de una nueva vanguardia. Animados por Edouard Manet, los impresionistas expusieron en Salón de los Rechazados desde 1874. Monet, Renoir, Degas y también Cailebotte, mostraban una nueva sociedad, burguesa, con paseantes por el campo y por la ciudad y sus jardines,  como forma de ocio, mostrando incluso la vida nocturna de cafés, y cabarets, y  aficiones como el ballet, el remo o los caballos. Se acabaron los temas grandiosos del pasado, cualquier objeto natural, visible, afectado por la luz y el color es susceptible de ser representado artísticamente.

Los acuchilladores de parqué. 1875

En 1875 rechazaron en el Salón Oficial la obra Los acuchilladores de parqué de Gustave Cailebotte, por considerarla una obra vulgar dedicada a unos obreros urbanos, con un enfoque casi fotográfico y una extraña perspectiva, fuera de los grandes temas clásicos.    E. Zola, que apreciaba bastante a Cailebotte, la describía como una pintura antiartística, limpia, helada y burguesa, a fuerza de exactitud.

Es entonces cuando se unió a los pintores independientes del momento, los impresionistas, con los que expondrá su obra hasta 1882. Aunque de formación clásica, muestra a través de su obra un interés por los principios que rigieron la pintura impresionista: el estudio de la luz, los nuevos encuadres,  y el gusto por representar la naturaleza con una pincelada descompuesta en colores primarios que debían recomponerse en el ojo del espectador. Es una nueva visión que cuesta comprender al público del momento, (como ya conocemos, llegando a tildarles peyorativamente de “Impresionistas” por cuadro de Monet, Impresión , sol naciente.) Pero gracias a la labor de marchantes, críticos y mecenas como Cailebotte, el nuevo estilo fue encontrando su lugar.

Gustave Cailebotte se salía de otras características tales como la rapidez en la factura de la obra (demostrado por la abundancia de bocetos que elaboraba) y los temas que trataba. Daba más importancia a los habitantes de las ciudades y campos que al entorno en sí. Y trata temas derivados de su afición por la jardinería:huertos, campos labrados, su invernadero de orquídeas, y sobre todo flores, influido por la corriente japoniste como muestra la última sala de la exposición. Se nota que es su entorno familiar, su naturaleza domesticada, por denominarla de alguna manera.(Veranos en Yerres, la casa familiar, y Le Petit Gennevilliers, donde se instaló de manera definitiva el pintor al final de su vida).

Girasoles en Petit Genevilliers, 1885

De familia burguesa acomodada, Gustave Caliebotte fue heredero de una gran fortuna. Graduado en Derecho, arquitecto naval y marino de profesión, fue movilizado a la guerra franco-prusiana (1870). Tras ella entró como alumno del pintor francés y académico, León Bonnat. Viajó a Italia como pintor y fue admitido en la Escuela de Bellas Artes.

Vivió entre Yerres, la casa familiar cercana a París, (hoy propiedad comunal visitable) donde entró en contacto con el río y la vida al aire libre, y Petit Gennevilliers, la casa que adquirió posteriormente con su hermano, al borde del Sena ( hoy desaparecida, cuyos jardines recrea la exposición con un vídeo en 3D), donde se dedicó por entero a su huerto y su invernadero y a seguir pintando hasta el fin de sus días.

Aficionado al remo, pertenecía al Círculo de Vela, diseñó como arquitecto naval numerosos prototipos de veleros, poseía más de treinta, y un astillero para construirlos. Era un hombre polifacético, de gran afición por la jardinería y la horticultura, afición que compartía con su amigo Monet. En Petit Gennevilliers diseña su huerto y jardines, con estricta geometría, y un gran invernadero dedicado a cultivar orquídeas, que serán objeto de sus estudios pictóricos.

Como coleccionista, compró lo mejor del impresionismo, con la importancia de ser esta colección contemporánea al movimiento y también extendió su afición de coleccionar a la filatelia.

Era Gustave Cailebotte un burgués aficionado al remo, deporte que comienza a estar de moda y que él mismo practicaba. Destacan en la exposición dos cuadros de este tema por su encuadre, por su punto de vista tan bajo y original para la época. De este modo son el agua y la perspectiva los  protagonistas no solo de estas dos obras, sino de otras en la que destacan sus reflejos al más puro estilo impresionista.

Es, en resumen, un pintor clásico, en la mayoría de sus obras, pero no en todas, en algunas de las cuales se puede admirar valentía en el enfoque (la invención de la fotografía incide en este punto), la perspectiva y el colorido elegido, saliéndose del más puro impresionismo.

Orquídeas. 1893

Parterres de margaritas. 1892

Gustave Cailebotte murió a los 45 años, afectado por un derrame cerebral, después de coger frío pintando un paisaje en su huerto. Está enterrado en el cementerio de Père Lachaise, junto a Delacroix.

Supuso una gran pérdida para los impresionistas, la de un compañero y protector. Cailebotte organizaba exposiciones para los pintores impresionistas y llegó a tener una magnífica colección de cuadros de Monet, Pisarro, Degas, Sisley, Renoir, Berthe Morisot. Tras su temprana muerte (tenía hecho el testamento, pues en su familia se moría joven, según sus palabras a la muerte de su hermano René) su albacea Renoir legó al Estado francés la colección. Tras una serie de protestas de los académicos más clásicos, se quedó con unas 40 obras de las alrededor de 60 cuadros impresionistas que ofrecían (se donaron para el Museo Luxemburgo, luego pasaron al Louvre en 1929 y hoy forman parte del Museo d’Orsay). (Afortunadamente para los franceses, añadimos nosotros.)

Anap.

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