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Archiv para abril, 2018

Kim en Joong. El pintor de la luz. En un nuevo espacio para el arte y la palabra: O Lumen

Nace en Madrid un nuevo espacio para el arte, para las artes y las palabras. Y lo hace gracias a un proyecto que han puesto en marcha los dominicos, la familia dominicana, que ha apostado por O Lumen. Un espacio antaño religioso, una capilla, en pleno barrio de Salamanca, albergará muestras de arte en torno a una idea, en este primer año de andadura, en torno a la luz. Toda la programación prevista tendrá ese hilo conductor, la luz que traerán pintores, ceramistas, fotógrafos o artistas de instalaciones lumínicas.
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Sera el coreano Kim en Joong, (hay que hacer un ejercicio de memoria con las letras de su nombre para no confundirlo con el dirigente norcoreano), el encargado de inaugurar con sus pinturas sobre lienzo, sobre vidrio, cerámica y seda, el llamado pintor blanco. IMG-20180321-WA0058
Kim en Joong es de origen coreano y formación taoista, nacido en 1940, en el seno de una familia humilde, rural, en la que lo común era aprender caligrafía. Ambas características orientales, la influencia del taoísmo y la de la caligrafía, serán fundamentales para entender su obra. Así como el contraste entre su vida de infancia, en contacto con la naturaleza y lo que luego vivirá en el ambiente urbano.
Desde muy joven marchará a Seúl por sus grandes avances en la acuarela, que sus maestros percibían en él. Entrará en la Escuela de Arte de dicha ciudad, donde se comienza a ver su tendencia plástica no figurativa. La formación le comienza a poner en contacto  con las vanguardias europeas, y a la vez empieza a cosechar éxitos. 
Será en Seul donde entre en contacto con la liturgia cristiana, y sentirá la llamada de la Cruz de Cristo como forma de amor infinito. Será bautizado en 1967, coincidiendo con su primera gran exposición europea, en Friburgo, donde entra en contacto con los dominicos y con los estudios de Teología (más que de arte). Conseguirá un espacio para su creación que empieza a ser admirada en Europa, a la vez que aumenta su deseo de unir sus dos vocaciones: Dios y el arte. En 1974 es ordenado sacerdote.
A partir de esas fechas ya toda su vida girará en torno a París, el convento de La Anunciación, donde sigue trabajando en la actualidad, a sus setenta y siete años.
 
Con motivo de esta exposición se ha trasladado a Madrid, y al hablar de su obra, habla continuamente de espiritualidad, de una obra que no existiría si no fuera en razón de la religión y la trascendencia. Antes de ponerse a pintar, siempre con los lienzos en el suelo, medita y ora durante un rato, se prepara física y mentalmente. Y a través de su obra nos invita al silencio, a la contemplación, a que nos paremos unos instantes, y miremos en nuestro interior.
 
Pero…¿ cómo es esa obra que igual plasma en lienzo, vidrio o cerámica? Cada espectador tendrá que recibir esa luz que desprenden su obras, esos blancos, que los son porque los guarda en el fondo del lienzo, esos trazos caligráficos de una obra abstracta que huye de lo figurativo. Rompe con esa eterna relación de lo figurativo y la religión. Convierte su pintura en un lenguaje universal, abierto a todos, sin distinción de religión, ni de cultura. Una pintura cada vez más sencilla.
Se llena la retina de colores puros, sin mezclas, muy orientales, de trasparencias y texturas conseguidas a base de sus grandes pinceles y las paletas para rascar pintura que manejaba. Colores que rezuman armonía y equilibrio, igual en una gama de grises o entre amarillos y verdes, desplegados en el lienzo de una manera siempre dinámica, huyendo de la línea recta y de la geometría. Trazos sin vacilación, con el blanco como punto de partida. Y con el color, la luz, siempre la luz, que se filtra a través del color y del despliegue de trasparencias que consigue, que le confieran a su vez cierta musicalidad.
La naturaleza será su otro punto de partida, esa con la que su infancia le hizo estar en contacto. Su trabajo en cerámica, esas inmensas piezas  que son parte de la tierra de la que brota la luz y el color, que están retorcidas muchas de ellas, exprimidas, hechas de diferentes piezas. Al igual que frente a los lienzos, Kim en Joong nos invita a detenernos, a meditar , a contemplar sin las prisas cotidianas, haciendo como espectador lo mismo que él. A observar como las piezas surgen de la tierra y la pintura vuelve a esa misma tierra, en unos goterones que no tiene más objetivo que ese, volver a la tierra de origen.20180320_112206_resized
Como muestra de su gran interés por la luz, pintará a lo largo de su vida numerosas vidrieras de iglesias europeas, dentro y fuera de Francia. Es la culminación de la representación de la luz, que deja su huella en numerosas catedrales. En la exposición  de O Lumen también podemos apreciar una pequeña muestra de vidrieras, con un gran despliegue de colores que a su vez intentan atrapar la luz que mueve al pintor coreano.
La pintura sobre seda en casullas litúrgicas viene a enfatizar su doble vocación, su unión y su desarrollo de lo espiritual en el arte. Esa espiritualidad que está llena de color y de luz, de alegría, de optimismo, que nos invita a descubrir nuestra interioridad. 
Pero también nos interroga, sobre oriente y occidente (tanta referencias a Kandinsky, a Rothko y otros pintores europeos), sobre lo figurativo y lo abstracto, continuamente un encuentro de contrarios como su propia vida…llega a decir “Yo no busco, encuentro”. Nos permite compartir su universo espiritual. “La fe mueve mi mano”.
 
Las obras  de Kim en Joong en O  Lumen no tienen titulo, como es costumbre en toda su producción, para no condicionar al espectador, para dejar más libre todavía nuestra percepción de la obra. Únicamente especifica algún homenaje a determinadas artistas (Fra Angelico) 0  personas o momentos del arte que le han marcado en su trayectoria artística.
Esta muestra estará en Madrid hasta el mes de mayo, y me atrevería a decir que es una ocasión irrepetible para acercarnos a la obra de un autor casi desconocido en España, por desgracia. También una oportunidad para conocer este nuevo espacio que nos brinda el poder disfrutar de las artes y las palabras, de arte y espiritualidad, como señala el presidente de O Lumen, Javier Carvallo, en el video de la inauguración.

 

 

 

 

 

 

 

 



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