Ramón Casas. La modernidad anhelada. Caixaforum. Hasta el 11 de junio, 2017.
Con motivo del 150 aniversario del nacimiento del pintor modernista Ramón Casas i Carbó (Barcelona, 1866-1932), la Obra Social La Caixa ha organizado la muestra más completa de su obra de las que se han podido ver en Madrid. Procedente de Sitges, La modernidad anhelada recoge pinturas, dibujos y carteles de este pintor ecléctico y original, además de numerosas obras de pintores y fotógrafos de la época (Rusiñol, Picasso, Sargent, Durand, Torres García…) que formaban parte de su su entorno artístico y vital. En Caixaforum, hasta el 11 de junio de 2017.
Los aniversarios de nacimiento o muerte de un artista siempre son una buena excusa para colocarnos frente a su obra. Es el caso del 150 aniversario del nacimiento de Ramón Casas i Carbó (Barcelona, 1866-1932), pintor que sin duda colaboró a la internacionalización de la esfera artística catalana, junto a otros como Santiago Rusiñol. Esta exposición, La modernidad anhelada, viene de Sitges, uno de los rincones favoritos del pintor, e incide especialmente en la idea de modernidad que en España costaba incorporar a la pintura y el arte en general. De hecho se le considera la gran figura del Modernismo, con un estilo que se ha definido como original, ecléctico, indeterminado y poético. Esta muestra nos da la ocasión de comprobarlo.
Se trata de la exposición más completa sobre Casas que se ha podido ver en Madrid. La muestra, organizada por la Obra Social La Caixa, consta de 145 obras, traidas de colecciones privadas y museos españoles (Barcelona, Bilbao, Córdoba, Madrid) y extranjeros, (París, Toulouse, Florencia, Burdeos). Entre las 145 obras de la exposición no solo han reunido obra de Ramón Casas (dibujos, carteles y cuadros ) sino también de los que formaban parte de su entorno artístico y que le influyeron sin lugar a dudas: Santiago Rusiñol (su mejor amigo, del que se presentan numerosas obras), John Singer, Sargent, Joaquín Sorolla, Carolus Durand, Torres García, Toulouse Lautrec, Picasso…

Ramón Casas. Autorretrato. Caixaforum Madrid Onlyartravel
El hecho de pertenecer a una familia adinerada, su padre era un rico comerciante que había hecho fortuna en Cuba, le permite desde joven viajar a París, con tan solo 15 años, pues no tiene oposición familiar a sus inclinaciones artísticas desde el principio. Esta pertenencia a la burguesía le marcará tanto su vida, aunque se verá atraído por la bohemia, como su obra, que conserva el gusto por lo tradicional español.
En París entrará en contacto con la bohemia parisina, a través del taller de Carolus Durand, pintor realista y de gran prestigio, que le contagiará su gran admiración por Velázquez, y del que tomará esa mezcla de influencias de la pintura española y francesa. París era el principal centro artístico de Europa y del mundo en general. Ramón Casas fue muy permeable a todos los nuevos lenguajes que comenzaban. Entra en contacto además con la pintura que denominamos postimpresionista, formándose lo que en la muestra llaman identidad artística. Y la bohemia ejerció una irresistible atracción sobre el joven Casas (pulsión bohemia), como se ve en sus interiores de estudios, de cabarets, las calles de París, y multitud de retratos. Los pintores se reafirman a través de sus autorretratos, el mismo Casas, a carboncillo, Santiago Rusiñol, o de Singer.

R. Casas (izda.) y S. Rusiñol (dcha). Calles de París. Onlyartravel
Coincide esta pulsión bohemia con su vuelta a Barcelona, ciudad que es, sin duda, una puerta a Europa. Ramón Casas retorna a su ciudad natal, y refleja todo lo aprendido. Realizará numerosos retratos a carboncillo y óleos de lo más destacado de la sociedad catalana del momento, (Puich y Cadafalch. J. Mir…) que se muestran junto a otrosde Picasso, Torres-García y otros. Son retratos que publicaba en Pell i ploma, (revista artística y literaria, de tirada semanal, que se publicó entre 1899 y 1903, cuyo director y principal ilustrador fue Ramón Casas).

Ramón Casas. Revista Pell i ploma. Onlyartravel
Paralelo a su labor de ilustrador, Ramón Casas tuvo una faceta muy amplia de cartelista, y creó carteles que se convertirán en icono, como los que decoraban Els Quatre Gats., con los que creó Ramón Casas la marca publicitaria de esta breve experiencia de vanguardia, aportación muy original y estimulante de finales del sigo XIX en Barcelona. Recordemos que El Quatre Gats fue una taberna creada por Pere Romeu con aportación económica de sus amigos Ramón Casas y Santiago Rusiñol, a imitación de la que habían conocido en Paris, Le Chat Noir. Inaugurada en 1897, en un edificio creado por Puig i Cadafalch, en la calle Montsió, en los bajos de la casa Martí. Se convirtió enseguida en un centro de reunión de artistas de vanguardia, donde se realizaban exposiciones (en 1900, la primera de Picasso), tertulias, cenas, espectáculos de marionetas y sombras chinescas, y hasta combates de boxeo, para los que hacía Ramón Casas los carteles, y publicaban una revista (Pel i Pluma, ya mencionada). Picasso, Granados, Gaudí fueron asiduos en sus breves seis años de existencia. El cuadro del Casas y Pere Romeu en un tándem colgaría en las paredes de Els Quatre Gats y se convertiría en icono de la taberna modernista (aunque según reza la cartela, le falta la inscripción autógrafa, en la que se lamentaba de los perjuicios que causaba montar en bicicleta).

Ramon Casas. Els Quatre Gats. 1897.
Pero volvamos a la exposición que nos ocupa, que se enriquece con numerosas fotografías de la época, de Fedric Ballell y Antoni y Josep Esplugas entre otros, fotografías de la multitud que en Barcelona se echaba a la calle frecuentemente. Son tiempos de inestabilidad social, de huelgas, manifestaciones, ejecuciones públicas. Es la época inestable del reinado de Alfonso XIII, que culminará con la Dictadura de Primo de Rivera, que tanto afectó a Cataluña. Ramón Casas se hizo famoso por la obra La carga, no expuesta en Madrid, que representaba la represión oficial de todos estos acontecimientos. (Optimista en su luz, frente al pesimismo e inestabilidad de la época, así se le ve). El pintor es célebre por convertir todo ello en la poética de la multitud. Ramón Casas pinta escenas de procesiones, corridas de toros, y hasta ejecuciones (Garrote vil) que serán objeto de una nueva estética, muy influenciadas por las fotografías de la época que mostraban con su nuevo encuadre a las multitudes en la calle, fotos casi aéreas y con diferentes puntos de vista. Muestra la atmósfera de esta multitud, anónima, sin juzgarla, pero de algún modo se pone de su lado, y los convierte en protagonistas de su propia poesía pictórica.

Ramón Casas. Procesión de Sta. María. Onlyartravel
Contrastando con esta faceta pictórica están los enormes carteles, de colores vivos y planos, Casas es autor de numerosos carteles publicitarios que se convierten en un símbolo de una nueva sociedad de consumo que estaba llegando a España. (Anís el Mono, Codorniu, …con la aparición de Júlia Peraire, su musa que sale en el cartel de la exposición). Estaba interesado en todo lo que fueran nuevos medios, como la la publicidad y sus soluciones gráficas, la fotografia ya mencionada y la estampa japonesa …
La obra de Casas está llena de paradojas, contrasta su obra modernista y moderna a la vez, de pintor cosmopolita, muy interesado en las últimas novedades internacionales, con esa otra faceta que cultiva temas todavía tradicionales, como las majas y las corridas de toros. Estos últimos eran temas muy frecuentados por los pintores españoles de la época, y que muestran su interés por la realidad circundante, y que recuerdan que Ramón Casas entró en el círculo de la demanda burguesa, que prefiere temas que muestran valores tradicionales e inmutables, que garanticen la continuidad de su privilegiada posición.
Casas, como tantos pintores, incorporará a la mujer como su gran protagonista, mostrando el ideal estético de belleza femenina. Pero es una mujer llena de contrastes, siempre muy femenina, y tratada de un modo muy libre. Por un lado la mujer sofisticada, rodeada de lujos, refinada, elegante y coqueta; y por otro, la mujer moderna, activa, dedicada a actividades como la lectura y el deporte, emancipada y alejada de la mujer tradicional.
La muestra se despide con una sala dedicada a desnudos, otra vez la mujer como protagonista, pero en unas actitudes despreocupadas, carentes de pudor, que dan como resultado unas pinturas absolutamente libres e irreverentes, carácter que mostró muy a menudo a lo largo de su vida y de su obra. Estos desnudos suponen unos ejercicios que superan las convicciones academicistas y derivan en propuestas de gran atrevimiento formal y de una gran fuerza visual.

Ramón Casas Desnudo Onlyartravel
El comisario de la muestra es Ignasi Domenech, del Museus de Sitges y Francesc Quilez, del MNAC, y ambos han unido esfuerzos para mostrar la obra del gran pintor modernista que fue Ramón Casas, en su entorno artístico y vital, y entre sus amigos y compañeros de oficio, una muestra de un mundo que se habría paso como podía, hacia la modernidad el siglo XX.
El visitante es recibido con ese símbolo de la modernidad de finales del siglo XIX, la bicicleta, para ambientar esos aires de vanguardia artística que introducirá Ramón Casas, aunque una vez que se acaba el recorrido por la exposición ese mismo visitante decidirá si ha descubierto que Ramón Casas encontró e importó la modernidad a Cataluña y al resto del panorama artístico español.
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