Para conmemorar el V centenario de la muerte de Hieronymus van Aeken Bosch, El Bosco, qué mejor sitio que el El Museo del Prado, depositario de las principales obras del pintor flamenco.
El Museo del Prado ofrece una exposición de dichos fondos, completado con préstamos de prestigiosos museos (Museo de Arte Antiga de Lisboa, el Albertina y el Kunsthistorisches Museum de Viena, el Museum of Fine Arts de Boston, The Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la National Gallery de Washington, el Musée du Louvre de París, entre otros), consiguiendo una visión muy completa de la obra gráfica y pictórica de El Bosco.
La muestra iluminará el panorama cultural de Madrid todo el verano, desde el 31 de mayo hasta el 11 de setiembre, coincidiendo con la otra exposición dedicada al pintor organizada en El Escorial por Patrimonio Nacional.
Nos ofrecen un extensa muestra de todas sus obras (pinturas, miniaturas, grabados, dibujos) colocadas cuidadosamente en las salas para una mejor contemplación de las obras al completo (los trípticos en medio de las salas para disfrutarlos en su totalidad). Todo ello contribuye a un mayor acercamiento, incluso físico, a esta figura tan enigmática, y nos descubre su faceta de magnífico dibujante, por ejemplo. Asimismo muestra que era un pintor de gran cultura , por la cantidad de fuentes que consultaba para sus cuadros.
Retrato de Hieronymus Bosch, El Bosco (h. 1550), atribuido a Jacques Le Boucq. Biblioteca Municipal de Arras, Francia.
Comienza la exposición con un recorrido por la ciudad que verá nacer y morir a El Bosco, ‘s- Hertegenbosch, situada en el ducado de Brabante (actual Holanda), y el contexto histórico que lo rodeó, así como la importancia económica y cultural que tuvo en la Edad Moderna esta próspera ciudad.
El recorrido continúa coincidiendo con las principales obras e inquietudes temáticas e iconográficas del pintor: La infancia y vida pública de Cristo; Los Santos; Del paraíso al infierno; El Jardín de las delicias; El mundo y el hombre: pecados capitales y obras profanas; y La Pasión de Cristo. Para el propio pintor, todo ello muestra de la condición humana.
Quinientos años después de la muerte de El Bosco, sigue asombrando su estilo, sus rarezas y sus figuras grotescas. Fue un pintor entroncado en el Gótico tardío y en el Renacimiento temprano, pero ajeno totalmente a lo estipulado en su época, en cuanto a estilo y a iconografía. Se le considera un visionario, que refleja en sus obras sueños y pesadillas, paraísos, infiernos, y demonios, que contienen continuas referencias ocultas de brujería, alquimia y magia.
La fecha de muerte del pintor flamenco Hieronymus van Acken Bosch, está datada, 1516, en su ciudad natal, `s-Hertogenbosch, no así la de su nacimiento (1450-60). En la actualidad solo una veintena de pinturas y ocho dibujos se atribuyen con certeza al pintor, (no fechaba sus obras y solo firmó algunas de ellas), lo que rodea su vida y su obra de mucha incertidumbre.
Felipe II tuvo a este pintor entre sus favoritos, que no solo lo cautivó, sino que sufrió verdadera obsesión por su pintura. La fuente de inspiración de El Bosco son siempre las Sagradas Escrituras, y el rey fue conocido por su profunda devoción religiosa. Pero la visión que da es siempre muy personal, llena de símbolos y personajes imaginarios. Es la humanidad en peligro de pecado la que aparece constantemente, y quizás fuera eso lo que atrajera a Felipe II. El monarca adquirió todas las obras que pudo a la muerte del pintor, y le acompañaron en su larga agonía, en el Monasterio de El Escorial.
El Bosco parece enmarcarse en una corriente mística de los Países Bajos, prerreformista, ya que pertenecía a una fraternidad “Ilustre Hermandad de Nuestra Señora”. Se le asocia también con la corriente herética de los “adamitas”, una secta que defendía la desnudez del cuerpo y a la práctica del sexo de forma absolutamente libre, muy perseguida por la Iglesia, y que data del siglo II DC. A pesar de estas referencias muchas de las imágenes que nos ofrece siguen siendo un enigma. Se trataba de un pintor muy cultivado, leía y consultaba fuentes continuamente, lo que ha aclarado parte de ese enigma, pero no todo.
La extracción de la piedra de la locura, Los pecados capitales, El carro del heno, El Jardín de las delicias, La coronación de espinas o San Juan de Patmos, son títulos de las obras más conocidas de El Bosco, en una muestra que hará historia y que no hay que perderse.
El carro del Heno, adquirida por Felipe II en 1574.
Debido a la gran afluencia de visitantes a la exposición de El Bosco, el Museo del Prado ha decidido prorrogar la muestra hasta el 25 de septiembre. Además los dos últimos fines de semana que esté abierta, se podrá visitar hasta la medianoche.
Anap.