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El mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad. Caixaforum Madrid, hasta el 18 de febrero, 2018.

Entrar en El Mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o Realidad, exposición traída por Caixaforum a Madrid, supone traspasar algo más que una barrera arquitectónica, supone atravesar una barrera mental. Aparece una plaza fantasmal, maniquíes humanizados, personajes mitológicos, esculturas pictóricas…así hasta 140 obras en una magnífica retrospectiva del pintor griego de origen italiano, que ya ha estado en Barcelona. Muestra la ingente obra de uno de los grandes talentos del siglo XX, Giorgio de Chirico.Giorgio de Chirico. Caixaforum Madrid Onlyartravel

El artista afirmaba que “no había arte sin narración”, y así lo han querido hacer las comisarias de la muestra, Mariastella Margozzi y Katherine Robinson, puesto que la narración es el elemento fundamental de la obra del pintor. Se trata de la mayor antológica dedicada a Giorgio de Chirico en España. A través de seis secciones vamos conociendo las obsesiones del pintor: las plazas porticadas, de Italia, los maniquíes, las estatuas clásicas, de Grecia, los interiores metafísicos, baños misteriosos, los caballos, gladiadores, los retratos y autorretratos y como no, las naturalezas muertas.De_Chirico Retrato de Isa vestido negro y rosa. 1934

Giorgio de Chirico (Volos, 1888- Roma, 1978), de familia italiana, nació en Grecia, a donde se trasladaron por demandas laborales del padre (ingeniero de ferrocarriles). Se crió en un ambiente artístico, y desde niño dio clases de dibujo, en Atenas, hasta 1906, y no solo por afición. Su familia se rodeó de músicos, escritores y pintores griegos, todos ellos, amistades de su padre. Cuando este murió, se marchó, junto con su madre y su hermano Andrea a Italia. Recorrieron Venecia, Milán, Florencia, para ir luego a Munich (donde recibió su formación filosófica, Nietsche, Schopenhauer, el existencialismo que luego influyó tanto en su pintura ).

De vuelta a Italia, a Milán en 1909, y sobre todo a Florencia comenzaron sus años de mayor importancia artística, y nació la Pintura Metafísica. En la ciudad toscana descubrió la Plaza de Santa Croce, y su obra se llenó de las proporciones clásicas, la geometría, los pórticos, las perspectivas lineales urbanas. También se vio repleta de referencias a pintores del Trecento y Quattrocento (Giotto, Piero de la Francesca) Su recorrido italiano lo completó por ciudades que le dejaron huella, como Turín, Roma y Ferrara.

Pero fue en París, ciudad en la que vivió más de 20 años, donde Giorgio de Chirico se desarrolló plenamente como pintor de vanguardia, y su hermano Andrea, de nombre Alberto Savinio, como compositor. En la capital francesa se integró fácilmente en el ambiente vanguardista de la época, aunque más bien ignoró dichas vanguardias y creó su propia pintura, metafísica, irracional.La ciudad en la que contactó con Picasso, con Dalí, con los surrealistas, con los que acabó enfrentándose.Su relación con artistas como Cocteau y Apollinaire, será definitivo para que llegue a exponer en el Salón de Otoño del Grand Palais, en 1912. El enigma de la esfinge

Giorgio de Chirico ya reflejaba en sus cuadros ese ambiente enigmático, misterioso, en el que todo objeto puede tener un significado lírico, poético. Se trataba de pinturas iluminadas con la luz de poniente que proyectaba grandes sombras y contraluces, iluminaciones imposibles donde aparecían anacronismos entre las estatuas clásicas, con el tiempo detenido, y los ferrocarriles de su infancia en Grecia. Pinturas donde la soledad era la gran protagonista, donde lo que predominaba era el enigma, el enigma metafísico. Los cuadros de 1909 a 1914 son los que le han dado el máximo reconocimiento. Pero la exposición de Caixaforum va más allá, ofrece una auténtica retrospectiva, hasta el final de sus días, de una obra que retoma continuamente temas y personajes.

Llama la atención a lo largo de su extensa obra la presencia persistente de la guerra, la Gran Guerra, a la que se alistó en 1915, y se retiró por enfermedad . En su convalecencia en el Hospital Militar de Ferrara conoce a Carrá, creador del futurismo, vanguardia que guarda estrecha relación a partir de 1916 con la Pintura Metafísica de Giorgio de Chirico. La ciudad, con el Castello Estense y las plazas renacentistas, fascina a los dos artistas y les inspira las atmósferas oníricas de sus obras. Ambos artistas volvieron a lo clásico y figurativo,  frente al desorden de las vanguardias. Y en relación con la guerra, la muerte, y su versión más trágica, los gladiadores (una de las obsesiones de su obra, al igual que los caballos).

En las salas de la exposición, de montaje impecable en torno a una plaza porticada, de su Italia amada, nos interrogan maniquíes que hablan de la deshumanización de la guerra, maniquíes que carecen de rostro, pero expresivos, con sentimientos, y otros que representan la partida del Héctor, sin brazos, inquietantes.Todo teñido de melancolía, en un mundo onírico, posiblemente sacado de sus lecturas de Freud. No en vano, se le considera el padre del surrealismo, influyendo definitivamente en pintores como Ernst, Tanguy y Magritte.EL-MUNDO-DE-GIORGIO-DE-CJHIRICO-CAIXAFORUM-AGOSTO-2017-34-595x656

La pintura metafísica surge del deseo de explorar la vida interior, imaginada, de objetos cotidianos, representándolos fuera de su contexto habitual. Surgen así diálogos secretos entre ellos, espacios sin ningún tipo de perspectiva. El pintor atiende a la simplicidad de lo ordinario, como hacían sus admirados Giotto, o Paolo Ucello. Así trenes, maniquíes, estatuas, y edificios conformaban un universo ilógico e irracional (Carrá lo llevará al Futurismo), pero creíble, gracias a la representación naturalista que caracterizaba su arte. Espacios enigmáticos, aparentemente controlados, contraponiendo siempre exterior e interior, objetos misteriosamente quietos, teñido todo ello de un lenguaje poético (la han denominado “magia pre-surrealista”).

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Los arqueólogos

Hay más misterio en la sombra de un hombre caminando en un día soleado, que en todas las religiones del mundo.”, apuntaba Girgio de Chirico. Obras como El enigma del oráculo, Musas inquietantes, Los arqueólogos (más tardía) o Los Gladiadores, invitan a la lectura metafísica de la pintura de Chirico.

El pintor rompe las leyes de la perspectiva clásica en el estilo cubista, desaparece el punto de fuga, se acumulan objetos fragmentarios en situaciones imposibles como la representación de la superficie de las aguas con la regularidad de los entarimados de las casas. Hay quien le considera el iniciador del realismo mágico (pictórico antes que literario).

En la muestra encontramos también la gran influencia y admiración de la pintura barroca: Hals, Rubens, Velázquez, Rembrandt…que aparece de modo manifiesto en retratos, autorretratos y naturalezas muertas (bodegones que Giorgio de Chirico denominaba vida silenciosa).

autorretrato

Autorretrato

No solo pinturas aparecen en esta retrospectiva, también esculturas del periodo final de su vida, bronces cubiertos de plata que nos alejan en su frialdad, o una delicada terracota, cálida y de menor tamaño, en las que repite sus temas: los arqueólogos, las estatuas clásicas, todos ellos maniquíes. De las esculturas apuntaba Giorgio de Chirico “Si una escultura es dura, no es una escultura. Una escultura tiene que ser suave y cálida; como tal, no solo tendrá la suavidad de la pintura, sino también todo su colorido. Una escultura bella siempre es pictórica”.

De Chirico Héctor y Andrómaca 1970

Héctor y Andrómaca

Giorgio de Chirico murió en Roma, a los 90 años, dibujando hasta los últimos días, regalando dibujos a los trabajadores del hospital,  “enfermo de felicidad” como se define en una de sus últimas entrevistas. El pintor no ha dejado discípulos, aunque sí imitadores e incluso falsificadores, pero sí ha dejado su huella en todo el arte contemporáneo. Posiblemente es de los tres grandes pintores del siglo XX, con Dalí y Picasso.

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