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Tesoros de la Hispanic Society of America. Visión del Mundo hispánico. Museo del Prado. Hasta el 10 de septiembre.

De Nueva York al Prado  llega la nueva exposición de esta primavera: Tesoros de  La  Hispanic Society of America. Visión del mundo hispánico, con el patrocinio en exclusiva del BBVA. Y viene a quedarse todo el verano,  hasta el 10 de septiembre, como si de un museo dentro de otro se tratara (en realidad varios museos), para descubrirlo, o redescubrirlo. La Hispanic Society es una institución dedicada a la difusión de la cultura y el arte español en América, a través de su museo y su biblioteca. Ofrece un largo recorrido de casi cuatro mil años por la historia de España en más de  200 piezas,  entre pinturas, esculturas, metalistería, cerámica, tejidos, joyas, manuscritos, libros raros, piezas arqueológicas, vidrio,…de arte antiguo, medieval, colonial, arte del siglo de Oro, y arte contemporáneo. Así de intensiva resulta la lista, y así de extensa es la exposición que ocupa gran parte de la ampliación del Museo del Prado.

 

Me gustaría conocer España tal y como es y así plasmarla en un museo. (A.M.H)

 

El comisario de la exposición Tesoros de la Hispanic Society of America. Visiones del Mundo hispánico en el Prado, Mitchell A. Codding propone un recorrido en el que nos asombrarán todas y cada una de las piezas expuestas, pero también nos asombrará el conjunto,  la colección que  Huntington consiguió reunir en apenas medio siglo, aportando para ello todos sus recursos y conocimientos. La mayor parte de las obras fueron adquiridas por él en los primeros años de la Hispanic Society,  fundada en 1904 y abierta al público en 1908,  hasta la Primera Guerra Mundial. Aunque se  han incluido piezas de adquisición más reciente como las obras de arte colonial y sudamericano y las magníficas esculturas de Juan de Juni (Santa Marta y Santa María Magdalena, relicarios) y Pedro de Mena (San Acisclo). De las 200 piezas de la muestra, el 60% nunca ha estado en España, y muchas de ellas no han sido mostradas ni siquiera en las salas de la sede de Nueva York.Relicarios Juan de Juni

La Hispanic Society of America, Museum and Library,  es el fruto de la pasión de un americano, Archer Milton Huntington (Nueva York, 1870- Bethel, Connecticut, 1955) arqueólogo, bibliófilo, filántropo,  poeta  y coleccionista,   que vio su sueño hecho realidad. No solo quería atesorar objetos artísticos, como hacían ya algunos multimillonarios americanos,  sino  hacer un museo de arte español en Estados Unidos, eligiendo las obras de manera sistemática y rigurosa. Era la fascinación por lo español lo que  llevó a algunos coleccionistas americanos a la avidez compradora, no sin cierta alarma social,  por la posibilidad del expolio del patrimonio de España. (Este expolio fue real, y  se dio a lo largo de los primeros años del siglo XX, y su mejor muestra fue el traslado de todo un claustro cisterciense por W.R.Hearst a América).

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Explanada de la Hispanic Society of America                                   con la estatua del Cid de Anna  Hyatt.

El papel de los coleccionistas americanos de principios del siglo XX es analizado en el catálogo por Dolores Jiménez Blanco y señala que Huntington no es comparable a J.P.Morgan, o Hearst, Frick, o Altman. Estos últimos respondían a un gusto por lo español que se terminó identificando con un signo de distinción. Lo español se puso de moda, muchos pintores americanos (Sargent, M. Cassat) viajaron al museo del Prado y copiaron a los grandes maestros de la escuela española: Velázquez y Goya, a los que se unirá el Greco, lo que influye en los coleccionistas. Así comenzará la presencia de arte español en las colecciones americanas. Y todo ello sucedía en un momento de derrota para el imperio español, tras 1898, y victoria para el americano. En cierto modo, sigue apuntando M. D. Jiménez Blanco, el arte español es un botín de guerra. Son colecciones más cuantitativas que cualitativas, al contrario de lo que hizo Huntington desde el principio.

Huntington  soñó con crear un museo y una biblioteca ya  desde muy joven, fascinado por los museos de Londres y Paris, y especial por la cultura española.  Y lo consiguió, la Hispanic Society of America, con esa presencia dual,  de museo y biblioteca,  alberga el mayor y más valioso fondo de cultura española fuera de nuestras fronteras. Serán objetivos suyos de igual manera, la difusión e investigación a través de la Hispanic Society. Llegó a juntar una magnífica colección de más de 250.000 manuscritos y 35.000 libros raros, entre los que se incluyen 250 incunables (impresos antes de 1500). Paralelamente levó a a cabo una importante labor editorial, facilitando facsímiles y el acceso a los manuscritos  a estudiosos de la literatura española.

Como apunta el museo del Prado en la presentación de la exposición, la política de adquisiciones de Huntington priorizaba la compra fuera de España, no quería de este modo, colaborar al expolio del patrimonio español, tan frecuente entre otras cosas, por la desidia de las autoridades españolas.Tesoros de la hispanic Society Sala de la exposición bis

Al entrar en la exposición  del Museo del Prado  el visitante se da cuenta de la talla, en todos los sentidos posibles, de Archer Milton Huntington. Le recibe el retrato encargado a J.M. López Mezquita, en 1926, un hombre de gran altura,  medía más de 1.90, acentuado por el formato vertical del cuadro. De porte elegante, seguro de sí mismo, reservado, mostrando su gran personalidad a través de una mirada penetrante  de ojos azules, dirigida hacia el horizonte, posiblemente hacia el futuro, y sosteniendo un pequeño libro en la mano. Hay pocas imágenes públicas del coleccionista americano, que siempre huía de los focos, lo que da más valor aún a este retrato.

Archer Milton Huntington era el  heredero de  Collis P. Huntington,  un acaudalado constructor de ferrocarriles y dueño de astilleros. La figura de su madre, Arabella, será fundamental para la vocación de su hijo, pues ella misma colecciona pinturas de Rembrandt, Vermeer, Reynolds….y le apoya de manera incondicional. La continua correspondencia entre madre e hijo nos aporta muchos datos sobre el recorrido de Huntington.

Huntington siempre fue un hombre muy celoso de su intimidad, y apenas va a figurar como protagonista de noticias o de eventos. Ni siquiera dará su nombre a la fundación que crea, Hispanic Society of America, como lo hicieron otros coleccionistas del momento (Frick Collection).  A los 12 años viaja a Londres y Paris, en 1882,  se despierta su amor por los museos, al visitar el British Museum, y el Louvre, y por la cultura española Como apunta Mitchell Codding, comisario dela exposición del Prado y director de la Hispanic Society,  ya comienza a hacer sus propio museo con recortes de papel en una caja, el auténtico origen de su museo.

Vista de la sala de exposición, con el cuadro de Antonio Moro, Duque de Alba. Onlyartravel

Vista de la sala de exposición, con el cuadro de Antonio Moro, Duque de Alba. Onlyartravel

Desde muy joven  aprende español y hará continuos viajes a Europa y México que incrementan su interés por lo hispánico. Es en 1889 cuando comunica a su padre el interés por hacer un museo de arte hispánico y no dedicarse a los multimillonarios negocios de la familia.  En un principio solo le apoya su madre, pero más adelante  su padre, consciente de los deseos de su hijo,  le regalará el que será el primer cuadro de su colección de pintura, con motivo de su boda, en 1897, el Retrato de Fernando Álvarez de Toledo, Tercer Duque de Alba, de Antonio Moro de  1549, que ha venido desde Nueva York al Prado. Por aquel entonces ya lleva tiempo  creando una gran biblioteca de títulos españoles y elaborando una versión inglesa en tres tomos del Cantar de  Mío Cid.

Antonio Moro. Retrato de Fernando álvarez de Toledo, tercer Duque de Alba. 1549

Antonio Moro. Retrato de Fernando Álvarez de Toledo,                                       tercer Duque de Alba. 1549

1892 será el momento clave, por su primera visita a España y su descubrimiento del Museo del Prado. Tiene 22 años.  Prepara cuidadosamente el viaje,  hasta ha aprendido la lengua árabe (para acudir a las fuentes de la cultura española), y todo tipo de conocimientos prácticos para el que consideraba una aventura peligrosa. España en este momento carece de infraestructuras para los visitantes como Huntington, y solo habían llegado visiones muy románticas de España como la de W. Irving. Todas sus impresiones llenan la correspondencia con su madre, que luego, resumida, se recoge en Notebook in Nothern Spain. Repetirá sus viajes a España,  reforzando la idea de crear un museo de arte español.

No será Huntington un coleccionista al uso, más bien un filántropo que investigaba todos los fondos que compraba, y procuraba una colección de  calidad.  Quería crear una completa visión del arte español de todos los tiempos en su museo. Y muestra de ello es la exposición del Prado. En la primera sala aparece cerámica campaniforme, prehistórica, joyas celtibéricas, piezas arqueológicas romanas procedentes de Itálica, de arte prehistórico y antiguo, hasta la última sala , en las que cuelgan  obras de pintores de los inicios del siglo XX. Casi cuatro mil años de historia y de arte español.

Huntington viajando  por España en 1892. Impresión en albúmina. HSA.

Huntington viajando por España en 1892. Impresión en albúmina. HSA.

Los continuos viajes a España le pusieron en contacto con los intelectuales españoles (Cossío, G. Azcárate, Sorolla, Raimundo de Madrazo…) que admiraban su labor. Colaboró también en excavaciones arqueológicas, como la de Itálica, y, más adelante, con el Conde de Vega-Inclán, a la creación de museos como la Casa del Greco, el Museo Romántico  o la Casa de Cervantes. Siempre completó sus estudios con fotografías, de las que la Hispanic Society posee una ingente colección, fotografías en blanco y negro que encargaba a sus fotógrafas, siempre mujeres, como Ruth Anderson. Puso esta nueva tecnología al servicio del arte, lo que era en sí toda una novedad.

Será a partir de 1900, que muere su padre y hereda millonarios recursos, cuando se dedique de lleno a la creación de su museo. Por ejemplo adquiere, una excepción pues lo hace en España, la biblioteca del Marqués de Jerez de los Caballeros, de gran interés por sus títulos de literatura antigua española. Interesante también por poseer el Mapa de Tequaltiche, de México, 1584, de muchísimo interés para la historia prehispánica, que se muestra reluciente en el Prado, y que se podría considerar un auténtico códice, según Codding.

Mapa de Tequaltiche. 1584. Onlyartravel.

Mapa de Tequaltiche. 1584. Onlyartravel.

Este hecho de comprar en España levanta ciertos recelos en la esfera cultural española y retrasa algo su colección de pintura española. El mercado del arte es en este momento muy activo, pero también es poco fiable en ocasiones. La disciplina de Historia del Arte apenas está desarrollada y hay muchas compras de atribuciones falsas.

Los inicios del siglo XX coinciden con los preparativos para encontrar la sede de la que se llamará Hispanic Society of America,  que nace  en 1904 y se abre al público en 1908, en Audubon Terrace, en el Alto Manhattan. Funda la biblioteca y el museo, aunque solo tiene 23 pinturas que duplicará hasta la fecha de inauguración. De entre las primeras que adquirió tenemos en la exposición del Museo del Prado,  el retrato de Camilo Astalli o el Cardenal Pamphili, de Velázquez (1650-51, en el segundo viaje a Italia del pintor).

La pintura del Siglo de Oro era muy admirada por Huntington y sigue comprando cuadros de Velázquez,  de modo que en 1907 adquiere Retrato de una niña (1638-42), animado y apoyado económicamente por su madre. (Huntington no volverá a pagar tanto por una pintura). Se trata de un retrato muy personal, de alguien muy cercano al pintor. Ambos cuadros de Velázquez se encuentran en excepcionales condiciones de conservación, recién restaurados para la ocasión.

Arabella, la  madre de Huntington,  será la que done en memoria de su padre, en 1910,  a la Hispanic Society  el retrato de Gaspar de Guzmán, el  Conde Duque de Olivares (pagó un precio récord, 650.000 dólares del momento, según Codding, un precio desmesurado).  Todos ellos están en lugar especial en la exposición que nos ocupa, hay que recordar que ni el Louvre posee tres Velázquez.

Velázquez. Gaspar de Guzmán, conde duque de Olivares. 1525 1526.

Velázquez. Gaspar de Guzmán, conde duque de Olivares. 1525 1526.

También en sus inicios, en 1906, adquirió el cuadro de Goya,  la Duquesa de Alba, restaurada para la ocasión, han limpiado la capa de barniz y han salido los tonos de negro y de color, devolviéndole todo su brillo. Es otra gran estrella de estos días en el Prado.

Para completar su colección de la escuela española compró desde fecha temprana cuadros de El Greco. Le unía una estrecha amistad a Cossío, gran especialista en este pintor,  y adquiere joyas como las que ha traído la exposición: una Piedad de su etapa romana, un San Jerónimo de madurez, y una deliciosa miniatura con el retrato de un hombre.

El museo y la biblioteca continúan creciendo, y en palabras de Huntigton a su madre: preparar el camino para  otros.  Seguirá adquiriendo pinturas de la escuela española, de  Zurbarán (Santa Emerenciana, 1635-40, santa venerada en Teruel, nodriza de Santa Inés); de Murillo (El hijo pródigo guardando cerdos, 1656-65, que trata el tema de la penitencia), y de otros como Valdés Leal, Luis de Morales, Carreño de Miranda.

La historia medieval atrae de manera especial a Huntington y cuando tiene ocasión, normalmente por intermediación de su amigo Raimundo de Madrazo, adquiere piezas hispanomusulmanas y cristianas.

Píxide de marfil y plata hispanomusulmán. 966.

Píxide de marfil y plata hispanomusulmán. 966.

Destacan en la exposición un delicado píxide de Medina Azahara (siglo X), de marfil y plata decorado con ataurique, y  con una inscripción en árabe que indica su utilidad, para contener alcanfor, almizcle y ámbar, según apunta M.  Codding. 

De origen hispanomusulmán son también los tejidos de seda de la Alhambra y la cerámica de Manises, loza dorada de reflejos metálicos, magníficamente situada en las salas para poder ver los reversos. Huntington daba especial importancia al arte popular, por lo que su colección de cerámica, vidriería, y  metalistería es muy amplia.

Al interés por las artes decorativas y las bellas artes, Huntington unía su pasión bibliófila. Libros, documentos raros e incunables protagonizan su biblioteca. Como muestra, a Madrid se han traído documentos y manuscritos, colocados en una sala con poca luz para su conservación. Destacan dos documentos hológrafos (hechas por el propio testador) de Carlos V, uno dirigido a dar instrucciones a su hijo Felipe II, para ser un buen rey, y otra para doblarle la asignación a Tiziano. Biblias en latín, Privilegios del rey Alfonso X el Sabio, que legitiman el poder real,  y una muestra de las muchas Cartas Ejecutorias de Hidalguía del siglo XVII, de su colección llenan las vitrinas de esta sala, así como una carta hológrafa de Goya a Martín Zapater.

Mención aparte merece el Mapamundi de Vespucci, sobrino de Amerigo Vespucci, de 1526. Elaborado sobre cinco pergaminos, es una carta náutica que nos muestra los conocimientos geográficos de la época. Este piloto mayor de la Casa de la Contratación elabora esta carta con todo lujo de detalles, creyéndose que pudiera ser un regalo para Carlos V.

Sala de exposición. Mapamundi de Vespucci. Sevilla. 1526. Onlyartravel.

Sala de exposición. Mapamundi de Vespucci. Sevilla. 1526. Onlyartravel.

La exposición seguirá en el piso superior, donde encontraremos una galería de retratos y pinturas del siglo XIX. Para  Huntington  será de especial importancia conocer a pintores como Raimundo de Madrazo,  Sorolla y Zuloaga. Se entusiasma con estos dos últimos y les organiza en 1909 una exposición en la Hispanic Society.  Primero fue la de Sorolla, de éxito arrollador, con su visión optimista y tradicional de lo español. Y luego la de Zuloaga, que da una visión más negra y pesimista de España, y que tuvo menos éxito.

Sorolla recibirá el encargo de su vida para la Hispanic Society of America: Visiones de España una serie de lienzos inmensos (una superficie de más de tres metros de alto, por sesenta metros de ancho) para decorarla con motivos tradicionales españoles. Es en el mundo rural donde Huntington, que lo ha recorrido hasta en burro, ve lo auténtico de España. Y eso es lo que quiere que plasme Sorolla en sus Visiones de España, que elabora entre 19011 y 1919. A partir de entonces, coleccionará muchas obras de Sorolla.Sorolla en la Hispanic Society 1909

El otro encargo que recibe de Huntington es una serie de retratos de intelectuales españoles de la época, y que ocupan una sala luminosa. Así nos encontramos, tras los magníficos retratos de la familia Madrazo,  toda una galería de escritores, científicos e intelectuales de la época, retratados por Sorolla (llegó a hacer 25 retratos, hasta 1920 que le dio un ictus que le impidió seguir pintando) : Gumersindo Azcárate, B. Pérez Galdós, E. Pardo Bazán, A. Machado, Torres Quevedo, M. Menéndez Pelayo, V. Blasco Ibáñez, Azorín, Pío Baroja…y Unamuno, por Zuloaga. De este último pintor, cuya visión de España y la pintura era tan diferente a la de Sorolla, destacamos la visión dramática de Los flagelantes, o la teatral de L. Breval como Carmen, y La familia del torero gitano. A Huntington le gustaba también la obra de Zuloaga, al igual que la de Sorolla, y al adquirir sus obras completaba  de algún modo, la visión de España que daba su colección de arte español.jrj bis

J. Sorolla. Juan Ramón Jiménez. 1916

Ignacio Zuloaga La familia del torero gitano 1903

Ignacio Zuloaga. La familia del torero gitano. 1903

Esta misma sala recoge a otros autores catalanes, modernistas, con los que también tuvo contacto a través de Sorolla: R. Casas, S. Rusiñol, Anglada Camarasa, o  I. Nonell. Pero la visión que quería dar Huntington de España era más tradicional, acorde con el mundo rural que recorrió y que reflejó Sorolla en sus Visiones de España. La España moderna que podría representar esta pintura y Cataluña no le interesaba tanto.

La Hispanic Society of America ha cedido sus tesoros porque está siendo remodelada, no abrirá sus puertas hasta 2019 (aunque sí estará abierta la Biblioteca). Están inmersos en una apuesta seria por ganar visitantes, proyectarse en la ciudad de Nueva York, ya que queda fuera de los circuitos culturales, no están en la ruta de los museos, y necesitan dar más vida a sus colecciones, organizando exposiciones temporales. Es un museo con muy pocos visitantes al año,   según señala Codding, y es una ocasión para darlo a conocer, incluso a los americanos que estén en Madrid,

Miguel Falomir, recién estrenado director del Museo del Prado, no puede imaginar una forma mejor de inaugurar su mandato, una muestra para conocernos mejor a nosotros mismos y ver cómo nos ven los demás.  El Prado ha colaborado a esta muestra con sus medios, un total de 625.000 euros de inversión.

La exposición Tesoros de la Hispanic Society se completa con la proyección de un documental dirigido por F. Jodice, para contextualizar el nacimiento de la institución neoyorquina. Merece la pena permanecer 20 minutos más en el Prado, para verlo y así comprender la magnitud de este fruto de la pasión del americano Archer Milton Huntington.

A través de esta exposición recibe un merecido homenaje el  gran filántropo, que al final de su vida donó casi todo, incluida su caja de recortes, los orígenes reales de su museo, en el año 1955, poco antes de morir.Archer_Huntington_all_ws1035564047

 

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