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Sorrolla en su paraíso. Álbum fotográfico del pintor. Museo Sorolla. Hasta el 1 de octubre, 2017.

Sorolla en su paraíso Madrid Onlyartravel

Cartel de la exposición Sorolla en su paraíso, entre sol y sombra.                            Museo Sorolla. Onlyartravel.

El Museo Sorolla ha inaugurado el 7 de abril la exposición Sorolla en su paraíso, una muestra fotográfica acerca de la vida y obra del pintor. 61 fotografías y 3 óleos nos acercarán de una forma diferente a la creación artística del pintor valenciano, mostrándonos su entorno, su familia, sus amigos, y sobre todo numerosos retratos de Sorolla realizados por los mejores fotógrafos de la época. Sin duda una exposición distinta y un buen complemento tras recorrer su pintura en el propio museo. Hasta el 1 de octubre, 2017.

El Museo Sorolla es un oasis dentro de la vorágine de la gran urbe que es Madrid, y nada más pasar ese muro de ladrillo, lleno de enredadera, se respira de otro modo. Desaparece la calle Martínez Campos para convertirse en una casa de principios del siglo XX situada en el antiguo Paseo del Obelisco, con vecinos ilustres como María Guerrero o la Institución Libre de Enseñanza.

Lo primero que entiendes entonces es el título de la nueva exposición que alberga la casa-museo: Sorolla en su paraíso. Las mujeres que han organizado esta nueva muestra, la directora Consuelo Luca de Tena, la conservadora, Covadonga Pitarch, y la coordinadora del proyecto Lucía Laín, junto con el comisario de la misma, el fotohistoriador Publio López Mondéjar, nos invitan a traspasar los límites de la realidad pictórica del pintor valenciano gracias a la selección de fotografías que han realizado para mostrar al público. Es una invitación a conocer más de cerca a Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923) que pasa de ser un retratador de fama mundial, a ser retratado, como se señaló en la inauguración del día 7 de abril. Esta muestra nos acompaña hasta el 1 de octubre de 2017.

Con motivo de la catalogación de los fondos del museo, unas 6.600 piezas en total, (que están siendo digitalizados para incluirlos en la web del museo, para su consulta) se han seleccionado 61 fotografías, del archivo propio y de otros muchos,  dentro y fuera de España. Es pues, una exposición de fotografía casi exclusivamente (más tres óleos de Sorolla), que sirve para acercarnos al mundo artístico, personal y familiar del pintor valenciano, desde sus comienzos de adolescente, hasta el final de sus días.

Es también un homenaje a los fotógrafos y a la historia de la fotografía, española y extranjera, con nombres como Antonio García Peris (padre de su mujer, Clotilde), Christian Franzen, Alfonso, González Ragel, Campúa, W.A.Cooper, Harris and Ewing, Gertrude Käsebier, Guillem Bestard, M. Hollinger, Sebastian Cruset y Venancio Gombau, entre otros. Todos ellos muy próximos a Sorolla, alguno de ellos,  como Franzen o Antonio García muy cercanos a él en su vida personal. A través de copias digitalizadas y muy cuidadas, vemos los retratos que hicieron al pintor, su estudio, su familia, sus escenarios pictóricos, consiguiendo a veces una intimidad que casi da rubor traspasar. Por tanto las obras de la exposición tiene un autor colectivo, como señala el comisario, Publio López Mondéjar, todos los que han colaborado en la elaboración y transmisión del legado fotográfico, su cuidado, conservación y digitalización. Las fuentes, obtenidas de múltiples archivos fotográficos dentro y fuera de España, han sido cedidas desinteresadamente.

exposición Sorolla en su paraíso Museo Sorolla Madrid Onlyartravel

Vista de las salas de la exposición Sorolla en su paraíso.                                                          Museo Sorolla. Madrid. Onlyartravel

Desde sus inicios Sorolla tuvo mucho interés en la fotografía, que coleccionaba y utilizaba en muchas ocasiones para sus cuadros. Fue un adelantado en esta utilización de lo que, todavía a finales del siglo XIX, era nueva tecnología. Gracias a su colección, que donó su viuda Clotilde junto con la casa-museo, los cuadros y documentos de su marido en 1925 al Estado español, tenemos la posibilidad de acercarnos en directo al paraíso de Sorolla.

Se plantea en la exposición la relación entre fotografía y pintura, cuyos lenguajes se acercan tanto, resultando en parte una reivindicación de los fotógrafos para considerar un arte su oficio. Y aquí lo vemos claro, es todo un arte, del retrato sobre todo.

Nada más llegar impresionan los retratos hechos por su suegro, Antonio García,  todavía obtenidos de negativos de cristal, son auténticas obras de arte los que le va haciendo desde la adolescencia hasta la madurez del pintor (Antonio García vivió hasta 1918). Sorolla conoció a Antonio García Peris en la Valencia de su adolescencia (y a su hija Clotilde, con la que compartirá el resto de su vida, ya que se casaron en 1888), y trabajó como iluminador de su estudio fotográfico para pagarse la carrera. Es posible encontrar en este período su interés por la fotografía, ya que sus suegro realizaba multitud de retratos de su familia, (reunidos en las secciones denominadas Familia, y Juventud, respectivamente en la exposición) y del propio Sorolla, fundamentales para conocer la evolución del pintor. Retratos a la vez clásicos y vanguardistas, que en ocasiones sirven a Sorolla como tema de sus cuadros (Retrato del matrimonio Sorolla con sus tres hijos, Joaquín, María y Elena).

Sorolla y Clotilde y La familia de Sorolla. Sorolla en su paraíso. Onlyartravel

Sorolla y Clotilde y La familia de Sorolla. Sorolla en su paraíso. Onlyartravel

Destacamos en este rincón familiar un retrato del joven Sorolla, de 1904, en la casa familiar, sentado a la sobremesa, con su puro y un licor de nombre Kummel, de origen báltico (del que hemos podido averiguar que llamaban licor de Ribadeo, pues lo traían buques gallegos y que era muy digestivo).

 Antonio García Peris, El joven Sorolla en la casa familiar, Valencia, 1904, Colección Boldún

Antonio García Peris, El joven Sorolla en la casa familiar, Valencia, 1904, Colección Boldún

Pero todas las miradas se dirigirán sin duda al centro de esta sala, donde se encuentra La celebración familiar, de 1907, una auténtico autorretrato de Antonio García con su familia. Resulta a la vez una foto muy natural, espontánea y realista, y una foto de estudio, perfecta de iluminación, composición y detalle. El pintor aparece a la izquierda de la fotografía, encendiéndose un puro (tal es el nivel de detalle, nos hace observar la conservadora Covadonga Pitarch). 

 Antonio García Peris, Celebración familiar, diciembre 1907, Coleccion Particular

Antonio García Peris, Celebración familiar, diciembre 1907, Colección Particular

Impresionan igualmente los retratos de Christian Franzen, gran amigo de Sorolla, y favorito de la alta sociedad española y de la realeza del momento, que le fotografía mientras es posible que él le esté retratando con sus pinceles. El retrato del retrato. El fotógrafo danés (El pintor en el estudio, reza la denominación de esta sección de la exposición) capta a Sorolla en su estudio,  todavía en la calle Miguel Ángel y más adelante en el actual

Christian Franzen y Nissen, El pintor en plena faena, Madrid 1905, FA - MS

Christian Franzen y Nissen, El pintor en plena faena, Madrid 1905, FA – MS

museo. Franzen le fotografía trabajando en los retratos de Clotilde, o de su hijo Joaquín, dentro de una ambiente familiar intimista. Sorolla aparece con su mirada segura, posando para su amigo, o sosteniendo pinceles largos en las dos manos, en plena creación artística. Son fotografías importantísimas, señala la conservadora una vez más, para documentar cómo eran los espacios en los que vivía y trabajaba el pintor. 

Fotografías de Ch.Franzen Sorolla en su paraíso Museo Sorolla Onlyartravel

Fotografías de C. Franzen . Onlyartravel

 

La fotografía se acerca a la pintura en  los retratos de Sorolla que hace Robert H. en Chicago de estilo pictorialista, semejando un cuadro impresionista. Y siguiendo con los retratos, a los que queda claro que el pintor valenciano estaba muy acostumbrado a posar para ellos, tiene especial atracción en la última sala de la exposición, el retrato que tanto gustaba tanto a Sorolla, según comenta la directora Consuelo Luca de Tena, posando en la playa de la Malvarrosa para González Ragel. Parece ser que era de sus favoritos. 

Sorolla en la Malvarrosa- González Ragel Sorolla en su paraiso Museo Sorolla Onlyartravel

Sorolla en la Malvarrosa– González Ragel.  Onlyartravel

O retratos más oficiales, como los que se hizo en América con motivo de su exposición en la Hispanic Society of America, destino al que viajó en dos ocasiones, recorriendo Nueva York, Chicago y otras ciudades, en las que tuvo un éxito arrollador. Cruset busca como escenario la gran portada clásica de la Hispanic Society para retratar a Sorolla. Los americanos Harris y Ewing le hacen un retrato oficial, sentado, resaltando su figura de gigante de la pintura (aunque era Sorolla de poca estatura) y con su inevitable puro en la mano, difuminando el resto de la escena. Un retrato muy apropiado para un pintor que en estos años de principios del siglo XX era más famoso que Picasso, y había triunfado en la sociedad del que se estaba convirtiendo en la primera potencia mundial. Este triunfo vino de la mano de Archer M.  Huntington, amigo del pintor y coleccionista de la obra de Sorolla, al que conoció en Londres y que atrajo a su fundación, la Hispanic Society. Le hará un doble encargo, Visiones de España, un enorme despliegue mural de las tradiciones españolas, que Sorolla no llegará a ver colocado, y una serie de retratos de intelectuales españoles. Ambas obras le ocuparán muchos años de su vida y le hará ser muy conocido en la sociedad americana.

En sus retratos de madurez aparece con una mirada más ausente, más pensativa, y siempre segura. Será un rostro lleno de arrugas, no por la edad, morirá con solo 60 años, sino por el sol, pues Sorolla pintaba al aire libre, en las playas de Valencia, de Mallorca o del Norte, siempre expuesto al sol, sin apenas proteger más que el lienzo, para que las sombras no distorsionaran los colores. Y así le vemos en las fotografías del apartado de la exposición Sorolla a pleno sol. Muy cerca del mar, casi metido en el agua, con los escalones y tarimas que se fabricaba para poder pintar sus escenas llenas de luz,a veces en enormes lienzos. Casi se puede oler el mar y sentir el ruido de las olas al contemplar estas fotografías. Aparece pintando Chicos en el agua, El baño del caballo,…A veces captaba a su mujer Clotilde y a sus hijas con vestidos blancos, propios del norte, en las playas de Valencia, para captar mejor la luminosidad de dichos atuendos, ya que en las playas del norte sí que colocaba toldos que ofrecían sombra,  para no exponerse tanto a la alta sociedad e incluso la realeza que veraneaba en esas zonas.

Sorolla pintando pintando Paseo de caballo. Sorolla en su paraíso museo sorolla.Madrid. Onlyartravel

Sorolla pintando Paseo de caballo.  Onlyartravel.

Sorolla se convertía en un gigante cuando pintaba, señala el comisario de la muestra, Publio López Mondéjar, de tanto que gozaba. Un gigante que no perdía su porte elegante ni cuando pintaba Charro a caballo en los campos de Salamanca, en la finca de los Álamos, o pintando Tipos de Soria. Destacan en este rincón una foto doble estereoscópica de 1916, El maestro trabajando a pleno sol en la obra Niños en la playa, como un intento de incorporar la tercera dimensión a la fotografía.

Joaquín Sorolla era un trabajador incansable, otro aspecto de su vida que queda aquí plasmado, en las fotografías que le captan siempre pintando. Era un hombre familiar, nada amigo de compromisos sociales, y dedicado de lleno a su trabajo. Pintaba sin parar, solo para comer y dormir la siesta, no le gustaba que le molestasen. Su casa, en la que vivió la familia  desde 1911,  el actual museo, no tenía una clara división entre el taller y la vivienda, y solo se accedía con su permiso, para lo que llegó a poner un timbre, que servía de separación.

El apartado de Amigos y clientes de la exposición muestra muy bien ese infatigable recorrido del pintor. Aparece retratando tanto a multimillonarios americanos como Ryan, que compró hasta 29 sorollas y al que hizo al menos cuatro retratos, o pintando a intelectuales como Jacinto Benavente, sentado posando en un sofá que aún conserva la casa museo de Sorolla, por el encargo que Huntington le hizo para la Hispanic Society. Se movía en un ambiente intelectual de principios del siglo XX, y entre sus amigos destacaban los modernistas Santiago Rusiñol y Ramón Casas, o los escritores como Blasco Ibáñez. En esta misma sala se ve muestra de esa relación, en fotografías en las que aparece rodeado de esos intelectuales, y otras como el que aparece el Marqués de Vega Inclán, protector de las artes y de los museos del la España de principios de siglo.

Christian Franzen y Nissen, El pintor mostrando su obra a un grupo de amigos, 1906, Madrid, FA- MS

Christian Franzen y Nissen, El pintor mostrando su obra a un grupo de amigos, 1906, Madrid, FA- MS

Joaquín Sorolla Bastida comenzó a pintar con ocho o nueve años, entró muy joven en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, de Valencia, y siguió pintando hasta que a los 57 años de edad le dio un ictus que le hizo parar su producción artística. De su mano, tras esa fecha fatídica de 1920, apenas hay nada, una carta autógrafa con letra ya muy temblorosa, apunta la directora del museo. Vivíó solo para pintar esos casi cincuenta años. Y para viajar en busca de esos tipos y paisajes que pintaba, como esos ocho años que dedicó a recorrer España por su encargo americano.

La sección de la muestra denominada Madurez está presidido por un autorretrato al óleo del propio Sorolla, dedicado a Clotilde, y en torno a él, seguimos observando su éxito personal a través de retratos muy vanguardistas, como el que pertenecería a la corriente llamada Photo-Secession, de Gertrude Käsebier, que  presenta al pintor de perfil, con la mirada alejada, en un ambiente casi cinematográfico.

Gertrude Käsebier, Retrato de Sorolla en Estados Unidos, 1909, Philadelphia Museum of Art

Gertrude Käsebier, Retrato de Sorolla en Estados Unidos, 1909, Philadelphia Museum of Art.

Y nos acercamos ya al final de la exposición,   Últimos días está presidida  por el mencionado retrato favorito de Sorolla, de González Ragel. Las fotografías de este rincón están cargadas de emoción y de la mirada ya ausente de un pintor que no puede expresar con sus manos, más que el amor por los suyos, y en especial por Clotilde. Conmueve el retrato de ambos con la mano de Clotilde sosteniendo la del pintor, en su casa de Cercedilla, donde morirá el pintor en 1923, y la foto de la boda de su hija Elena, en la misma casa.

Es este rincón el único que contiene originales, y enmarcados, ya sea de fotografías o de publicaciones de la época. Son pues, fotos de tamaño reducido (pues el resto han sido ampliadas), pequeños recuerdos de familia, que siguen mostrando el entorno físico y familiar de Sorolla.

Fotos originales. Sorolla en su paraíso. Museo Sorolla. Madrid

Fotos originales. Sorolla en su paraíso. Museo Sorolla. Madrid

Era muy frecuente que publicasen reportajes sobre Sorolla revistas y periódicos del momento como Blanco y Negro, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico o ABC. En ellas vemos al rey Alfonso XIII siendo retratado por el pintor valenciano o visitando su estudio, que nos sirve de referencia histórica de la vida de Sorolla, que transcurrió entre la Revolución Gloriosa que destronó a Isabel II, en 1868,  hasta la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, en el reinado de Alfonso XIII, en 1923.

El museo Sorolla, en un montaje luminoso y claro, como los cuadros del pintor que le da nombre, ha incluido entre sus paredes un magnífico complemento para conocer la vida y obra del pintor, que el visitante intuye en sus cuadros de la planta inferior, y que puede disfrutar en la planta superior de la casa. Tras el éxito de la anterior muestra, Sorolla y París, la directora del museo deja traslucir su preocupación por el acceso a la exposición por una única escalera de madera, apropiada para la vida familiar, pero no para el trasiego en un museo, por lo que han habilitado otra escalera más. Se trata de un museo, el Sorolla, que cada vez tiene más prestigio y más visitantes y que hace una clara apuesta por la difusión de la obra del pintor y por la didáctica entre los escolares. Enhorabuena por esta esta labor y por esta muestra fotográfica.

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